
Hace ya unas semanas, comencé a borrar contactos que no conocía o no me importaban de los perfiles que tengo en myspace, facebook y hi5, al inicio pensé que era una etapa de amargosidad y como "consuelo" decidí dejar a unos cuantos extraños que me parecían simpáticos o que eran muy afines a mis gustos como la danza árabe o idiomas que hablo.
En las últimas noches, comencé a pensar que era incómodo que mis fotos y las de mis amigos estuvieran en la red a la vista de todos, que no quería compartir con un extraño el arcoiris que vi al lado de la Torre Eiffel mientras la lluvia de Paris me mojaba o simplemente me parecía absurdo mostrar a alguien con el que he perido contacto y decidí quitar la mayoría de ellas, cosa a la que le estoy dedicando tiempo mientras escribo este post.
También he dejado de hablar con compas del MSN y viejos amigos, no al grado tal de ignorarlos, pero si al de evitar dar demasiados detalles, lo que ha sido muy incómodo para un chico en especial, al que solía contarle casi todo y muy detalladamente, su "Ahm bueno..." o "¿Qué más?" se han hecho comunes en las conversaciones en las que ya no quiero dar más información. He decidido tirar o regalar cosas que ya no uso, algo que me costará trabajo, pero ya no quiero vivir en el desmadre y llena de cosas que solo abrigan el polvo.
Por otro lado, he decidido aprovechar las oportunidades que vengan, tomarlas sin pensar demasiado en lo que puede salir mal o ilusionarme con lo que es más probable que no pase. Quiero disfrutar todo lo que pueda mientras pueda, arrepentirme de hacer las cosas y no de no haberlas hecho, siempre y cuando sea leal conmigo misma.
Mencionándole algunas de estas acciones a Beth, llegó a la conclusión (muy acertada y con la que coincido profundamente) que es una especie de catarsis, atribuida a mi próximo cumpleaños número 22.
Si, seguramente es eso, días con antelación suelo hacer una retrospectiva de lo que aprendí en ese año de vida, este no será la excepción ...